Una de las consecuencias de las jornadas laborales prolongadas es la posible aparición de fatiga crónica. Hoy en Novagés explicamos qué es y cómo puede afectar en el entorno de trabajo.

Qué es la fatiga crónica

El Síndrome de Fatiga Crónica es una enfermedad neurológica que se caracteriza por una intensa fatiga mental y física, que se prolonga en el tiempo.

Existen dos tipos principales de fatiga crónica: la idiopática, que no cuenta con una causa asociada y la secundaria, que surge a consecuencia de otro proceso nosológico subyacente.

Por ejemplo, puede relacionarse con procesos surgidos tras superar infecciones víricas y bacterianas, con tratamientos oncológicos, depresión, exposición a agentes químicos, diferentes traumatismos y estrés.

A pesar de que todavía no es muy conocida, se trata de una consulta recurrente en los centros de salud.

Características principales

Una de sus características principales es su prolongación en el tiempo, que en el caso de los adultos se extiende por más de 6 meses.

Por otro lado, la sensación de cansancio no es debida a la práctica de ejercicio, ni se recupera tras el descanso. Al contrario, lo habitual es que empeore tras un descanso prolongado.

Entre los síntomas físicos asociados a ella están los problemas musculares, con aparición de debilidad y dolor, así como la incapacidad de realizar ningún tipo de ejercicio físico.

Por otro lado, también tiene implicaciones neurocognitivas, como la falta de concentración, la pérdida de memoria inmediata y la incapacidad de aprender cosas nuevas. Al mismo tiempo, suelen aparecer problemas para conciliar y mantener el sueño y dolores de cabeza.

En conjunto, se estima que la fatiga crónica puede reducir en más del 50% el nivel de actividad física y mental de la persona que la sufre.

En el plano laboral, están expuestas a riesgos laborales, tanto a nivel físico como psicológico. Éstos ponen en riego su seguridad y la del resto de trabajadores.

Todo ello hacen que sea una enfermedad altamente incapacitante, tanto a nivel personal como profesional y para la que no existe un tratamiento estandarizado, sino que debe personalizarse.

Métodos preventivos

Si bien no existe un decálogo infalible para todos, llevar una vida sana y activa puede ayudar a su prevención.

Para ello, es importante mantener una alimentación saludable y realizar ejercicio físico moderado y frecuente. También se debe evitar el estrés laboral, respetar los tiempos de descanso y realizar actividades que aporten bienestar físico y mental.