Un descanso reparador es sinónimo de salud. Muchas personas no son conscientes de hasta qué puntos nos afectan los trastornos del sueño en nuestra vida diaria.Hoy en Novagés hablamos sobre los riesgos laborales asociados al sueño y a la falta de descanso.

Riesgos laborales asociados al sueño

La naturaleza es sabia. Por eso, nuestro cuerpo está programado para descansar a diario y reponer energías. No en vano dormimos aproximadamente un tercio de nuestras vidas. Por eso, un buen descanso es tan importante como una correcta alimentación y la práctica regular de ejercicio.

Las consecuencias de dormir poco o mal se notan a nivel físico y psicológico, afectando a la vida personal y laboral. Entre las alteraciones más frecuentes provocadas por la falta de descanso están la disminución de la concentración y el aumento del tiempo de reacción.

Al cerebro le cuesta más procesar la información y por tanto, es más fácil cometer errores a la hora de tomar decisiones. También se entorpecen las habilidades en cuanto a la expresión y relación con otras personas.

Por otro lado, a nivel físico aparecen cansancio, agotamiento y dolores musculares. Una falta de descanso continuada puede derivar en complicaciones a nivel cardiovascular.

Además, también pueden advertirse cambios de humor, irritabilidad, estrés y ansiedad.

Este tipo de riesgos laborales asociados al sueño son especialmente peligrosos en trabajos de conducción, manejo de maquinaria peligrosa y tareas que requieran una alta concentración. Las posibilidades de sufrir accidentes laborales habiendo dormido poco o mal se multiplican exponencialmente.

Prevención de accidentes laborales asociados al sueño

Cuando se detectan problemas de sueño hay que analizar las causas. Muchas veces pueden solventarse corrigiendo pequeños hábitos.

Por ejemplo, es aconsejable dejar al lado la vida sendentaria y practicar ejercicio con regularidad. Este ayuda a mantenernos en forma y a gastar suficientes energías como para descansar mejor. Se recomienda que el ejercicio se realice unas cuantas horas antes de irse a dormir, para dar tiempo al cuerpo y al cerebro a relajarse.

Por otro lado, las cenas deberían ser ligeras. Acostarse con el estómago lleno y pesado es el presagio de una mala noche. También es conveniente evitar el consumo de excitantes como el alcohol, el té y el café, puesto que pueden derivar en trastornos del sueño.

Crear un ambiente agradable en el dormitorio también es esencial. Ventilar la habitación unas horas antes y mantener un orden adecuado pueden favorecer el sueño.

Finalmente, la desconexión tecnológica también es importante. Se recomienda realizar actividades relajantes antes de dormir, evitando el uso continuado de pantallas. Y, a ser posible, es interesante mantener unas rutinas de horarios para acostarse y levantarse.

En caso de que, tras intentar corregir estos pequeños aspectos, no mejore la situación, es recomendable buscar ayuda profesional. No debemos olvidar que la falta de descanso puede matar.